lo que cuenta en cosmética no es la cantidad, si no la calidad de los productos.

En cosmética, menos es más. Estamos convencidos de que es una afirmación que nos encaja perfectamente, tanto a fabricantes como a consumidores, y que se aplica a todo el proceso de vida de un producto desde su formulación hasta que entra en contacto con la piel.

A la hora de elaborar productos cosméticos, siempre buscamos conseguir la máxima eficacia con el menor número de ingredientes y de recursos. Menos agua, menos transporte con materias de kilómetro 0, menos emisiones a la atmósfera con tecnologías energéticamente eficientes, menos plástico, menos envases, menos huella ambiental… todo suma.

Por ello, en los últimos años, estamos muy centramos en la fabricación de cosmética en formato sólido, como alternativa que responde a las necesidades actuales y futuras de la sociedad y del planeta, permitiéndonos sacar al mercado cosméticos más sostenibles.

Como consumidores, no hay belleza más natural que un rostro limpio y bien cuidado, de ahí que cada vez estén más de moda tendencias como Dewy Skin, del que hablábamos en el último post de nuestra web y que busca el efecto de una piel con apariencia fresca, radiante y sana.

Pero, ¿cómo acertar con el producto exacto? Cada vez nos resulta más complicado elegir un cosmético, dada la gran variedad que ofrece el sector. Muchas veces nos perdamos en los lineales de los comercios, ante llamativos claims que buscan nuestra atención con reclamos, en demasiadas ocasiones, vacíos de contenido. Es mucho más sencillo que todo esto. A la hora de comprar un cosmético solo hay tres preguntas que debemos hacernos: qué tipo de producto es, cuál es su función y de qué ingredientes está compuesto. A partir de ahí, si es lo que necesitamos, hay otras muchas cosas que suman, como las certificaciones que avalan su origen natural, vegano o ecológico y los valores de la marca y su filosofía de trabajo, cada vez más tenidos en cuenta por los consumidores.

Ya en casa, nos encontramos con neceseres repletos de productos, cuando la belleza se traduce básicamente en 4 simples pasos. Limpieza, exfoliación periódica, hidratación y tratamiento en función del tipo de piel específico. Cuidados, que en muchas ocasiones ya son demasiados y que descuidamos fruto del agotamiento de largas jornadas de trabajo con agendas apretadas.

En este punto, como fabricantes de cosmética natural, está en nuestras manos facilitar las rutinas de belleza, mediante productos sencillos, prácticos y con resultados, con innovadores formatos que faciliten su aplicación en cualquier lugar, transparentes en cuanto a ingredientes, su origen y procesos de elaboración y alternativas más sostenibles como la opción de recarga, para poder reducir e reutilizar envases y adquirir nuestro producto preferido a un menor
coste. Porque, al final, lo que cuenta en cosmética no es la cantidad, si no la calidad de los productos.