La textura de un producto cosmético no es algo aleatorio y va mucho más allá de conseguir una sensación agradable al aplicarlo sobre la piel. De ella dependerá también cómo se absorban y actúen en las diferentes capas de la piel los principios activos presentes en su formulación, por lo que es un elemento importante a tener en cuenta para optimizar la eficacia de un producto determinado.